Humanos...
Os creéis los dueños del mundo y no sois capaces de controlarlo.
Levantais castillos de naipes y os soplais los unos a los otros para comprobar la potencia de vuestros pulmones.
Tenéis dos piernas, un mundo que caminar y las fronteras se os quedan en los párpados de los ojos o en la mismísima punta de la lengua.
Desde mi seso de óvido, siento lástima de vosotros...
(tengo el día de nones,
ya se me pasará.
todo pasa)