22 minutos con el café

09:08 El camarero me miró fijamente y colocó una cuarta silla mientras tomaba mi café con leche y croissant matutino, su majestad Maximiliano XVII el Largo había llegado, como siempre de mal humor. Pobrecillo, no levantaba más de metro y medio de altura pero era el decimoséptimo de la dinastía de los Largos y el nombre ya le venía de familia. La culpa siempre se la echará a su padre que se fue a enamorar de una pigmea y así quedó él, mulatito y chiquitín. Pepi y Loli estaban sentadas en las otras dos sillas. Rara era la vez en la que no me las encontrase discutiendo. Las dos hermanas cada día competían por ser mejores una respecto a la otra en las cosas más bobas y disparatadas. Hoy tocó contar uno a uno todos los granitos de azúcar de los sobres, quien se cansara antes, perdía.

09:30 Junto dos monedas de euro y otros 20 céntimos. Me abrigo bien que ahí afuera está muy frío. Toca empezar el día.

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