pequeño poderoso

Un escuadrón de decenas de aviones sobrevolaba la zona intentando encontrarme. Yo era un gigante bien refugiado en la jungla. Mis armas: una bola de chicle envolvente, un pañuelo lleno de mocos radiactivos y bolitas de restos de papel de aluminio del bocadillo de jamón de la merienda. Los malos iban poco a poco cercando el perímetro en el que me ocultaba sin darse cuenta de que estaba allí. Yo andaba escondiéndome en un templo maya o el macetero de la plaza del ayuntamiento del pueblo, no recuerdo muy bien. Cuando los malos estuvieron justo a los pies del templo fue el momento de llevar a cabo mi plan. Solté un GRRRRRRRRAAARRRR!!!!!!!!!!! que retumbó en toda la jungla y empecé a tirar bolitas metálicas de una aleación secreta y nociva que había desarrollado en mi laboratorio secretísimo. Los aviones no podían soportar ni los impactos ni mi gruñido y se fueron volando lejos, lejos…

Y allí me quedé yo, saltando y riendo, viendo como las palomas se iban asustadas a la otra esquina de la plaza.

Tenía 5 años y era el ser más poderoso sobre la faz de la tierra.

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